Historia

De 1573 hasta hoy

El notario acompaña la historia de Córdoba desde el momento mismo de su nacimiento. En efecto, el 6 de julio de 1573, por indicación de don Jerónimo Luis de Cabrera, el escribano de Su Majestad, don Francisco de Torres, redactó lo que fue el primer documento notarial: el acta de fundación de la ciudad de Córdoba, a cuyo pie  dibujó el escudo de armas que para siempre identificaría a los cordobeses.

Desde entonces, la figura del notario es inseparable de la vida relacional y de la seguridad de los negocios jurídicos de Córdoba, en particular, a través de la función del escribano de Cabildo.

Respecto a la historia del Colegio de Escribanos, hay que remitirse a 1897. Ese año como primer intento de colegiación se formó el Centro Notarial, en el local del Ateneo de Córdoba, a iniciativa del escribano Tomás García Montaño.

Sin embargo, recién 20 años después, el 26 de abril de 1917, se conformó el Colegio de Escribanos, en la notaría de Manuel Florentino de Allende, como una institución privada. El escribano Feliciano Peralta fue elegido como primer presidente.

Manuel Florentino de Allende, Nicolás Agüero, Ernesto Rodríguez de la Torre, Miguel Ángel Zapiola, Alfredo Argañaraz, Telésforo Funes y Juan José Barrera se sucedieron en la presidencia del Colegio, hasta que el 7 de julio de 1943, por efecto de la Ley N° 4051 –orgánica del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba- la institución corporativa, que había surgido como asociación privada de notarios, pasó a ser un organismo oficial, con un directorio presidido por el escribano Luis Laje Weskamp.

De esa manera, Córdoba se constituía en la provincia que primero oficializaba los colegios profesionales, bajo cuya órbita quedaba el gobierno de la matrícula y la potestad disciplinaria. 

A este cambio, se sumó también el hecho de que, por primera vez, una mujer ocupó un cargo en la institución. Con Mercedes Orgaz, la primera notaria universitaria de Córdoba y segunda en el país, aparecieron las responsabilidades directivas institucionales del notariado del interior. Orgaz fue designada tesorera del directorio, que tenía la sede en el primer piso del Palacio de Tribunales.

Al año siguiente (1944), el Colegio de Córdoba organizó la Primera Jornada Notarial Argentina, que marcó un hito en la historia nacional.  En ese marco, el escribano José Adrián Negri dio a conocer su conocido decálogo, el cual tiene una notoria trascendencia ética.

En tanto, en 1949, con la sanción de la Ley N° 4183, el Colegio adquirió su plena jerarquía de organización profesional y el antiguo directorio fue reemplazado por un consejo elegido por el voto de los colegiados.

Luego de las gestiones de los escribanos Juan José Barrera, Modesto Spachessi y Jerónimo  Díaz Guzmán, el escribano Eloy Domínguez se convirtió en la figura articular de esa etapa, la cual fue continuada por el escribano Carlos Pont Vergés. 

En octubre de 1953, se creó la Caja Notarial de Jubilaciones, Pensiones y Subsidios Mutuales de la Provincia (en la actualidad Caja Notarial de Jubilaciones y Previsión Social). Desde sus inicios fue un ente autárquico, en cuyo gobierno siempre participaron los notarios, y en 1995 accedió a la autonomía plena.

El 13 de abril de 1957, el Colegio fue anfitrión de los representantes de las instituciones notariales del país y se decidió fundar el Consejo Federal del Notariado Argentino. De esa manera, desde Córdoba se marcó otra pauta para el desarrollo de la actividad. El escribano Héctor Angaroni, quien era titular del Colegio de Córdoba, presidió la asamblea fundacional.

A lo largo de más de cinco décadas de vida desde la fundación del Consejo, Córdoba estuvo representada en la máxima conducción a través de los notarios Luis Atos Domínguez, Ernesto Reyna, Adolfo Barceló, Oscar Ramón Ruiz y Eduardo Gallino.

También en 1957, se sentaron importantes precedentes en la defensa del Fondo Común de Honorarios y un año después se sancionó por unanimidad la Ley N° 4582.

Ese mismo año, el Colegio adquirió por boleto privado, en remate público, el terreno de 27 de Abril y Obispo Trejo. Bajo la conducción del notario Domínguez se colocó la piedra basal y en 1971 se inauguró el edificio.

En 1959 comenzó a publicarse la Revista Notarial de Córdoba, transformada en 1965 en la actual publicación.

Durante la gestión de Luis Atos Domínguez (1960/64), se crearon las delegaciones en Villa Dolores, San Francisco, Villa María, Bell Ville y Río Cuarto, a las que luego se sumaron Laboulaye, Marcos Júarez, La Falda, Cosquín y Cruz del Eje.

El 3 de junio de 1963 se creó el Instituto de Cultura Notarial de Córdoba.  En 1966, el Consejo Directivo resolvió la reorganización de la biblioteca, que en la actualidad cuenta con más de 4.000 volúmenes.

En 1969 firmó un acuerdo con el Registro General de la Provincia, a fin de prestar colaboración financiera y técnica para promover el mejoramiento de sus métodos operativos.

En 1972, en Villa María, comenzaron las jornadas notariales cordobesas, encuentros que se convirtieron en un foro internacional de discusión de las problemáticas jurídico-notariales. 

En 1978, la Secretaría de Estado de Cultura y Educación autorizó el curso de doctorado en notariado en Córdoba y se materializó el acuerdo con la Universidad Notarial Argentina.

 En 1997 se creó el Centro de Arbitraje, Mediación y Resolución Concertada de Conflictos (CAMERECC).

En el año 2000, con la elección de la notaria Ángela Bonetto de Cima, la mujer ocupa por primera vez en la historia institucional la conducción colegial.

El 26 de abril de 2017, el Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba cumplió 100 años y se realizaron distintas actividades para conmemorar un siglo junto a la sociedad cordobesa. A través del Libro del Centenario y un video institucional (ver acá) se resumieron los principales acontecimientos de la institución.

 

 

Fuente: información suministrada por Carlos Ighina, profesor de Historia y Organización del Notariado de la Universidad Nacional del Notariado.

El Archivo de Protocolos Notariales y Libros de Registro de la Provincia se formalizó legislativamente en el año 2006 y su edificio se inauguró en 2010.

Cabe recordar que desde 1941, los protocolos notariales de la provincia fueron recuperados y conservados por el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, pero por el limitado espacio de su antigua sede, solamente pudo atesorar los tomos producidos hasta 1925. Se sucedieron entonces diferentes lugares de archivo: Archivo General del Poder Judicial de la Provincia, Registro General de la Provincia, y Tribunal de Disciplina Notarial, también en los propios registros notariales, para los que, la acumulación que se generaba, significaba una altísima responsabilidad en su conservación y custodia.

En 2004, el Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba y el Gobierno de la Provincia firmaron un acuerdo, por el cual se sentaban las bases de la delegación, a la institución profesional, de la custodia de los protocolos notariales y libros de registro de intervenciones.

En 2006, mediante la Ley 9343, y luego los Convenios del 03/10/2008 ratificado por Decreto 1469/08 y modificatorio del 26/07/2010 ratificado por Decreto 1558/10, el Gobierno de la Provincia de Córdoba delegó al Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba la administración, guarda y custodia de los Protocolos y Libros de Registro de Intervenciones de todos los escribanos de registro de la Provincia, quedando creado así, el Archivo de Protocolos Notariales y Libros de Registro de Intervenciones de la Provincia; hoy modelo de archivos notariales dentro y fuera del país.

Para su concreción fue necesario la adquisición de un lote apropiado, la elaboración de un proyecto y construcción edilicia específica que reuniera las mejores condiciones de seguridad y capacidad con proyección a futuro, con el asesoramiento especializado en archivología, y a la vez, para brindar un servicio eficiente a los usuarios.

Se inauguró el edificio en octubre de 2010, situado en Avenida Julio A. Rocca N°1133, barrio Bella Vista de la ciudad de Córdoba. Primeramente, se recuperaron los tomos de los diferentes depósitos en que se encontraban, los que fueron acondicionados, identificados, relevados y procesados archivísticamente. Cumplidas estas tareas, en febrero de 2011 comenzó a funcionar normalmente la atención al público. Al inicio de funciones, se habían recuperado 54.716 tomos, hoy el archivo custodia más de 97.000 tomos, con un flujo permanente de ingresos.

El edificio del Archivo cuenta con características particulares, sistemas de seguridad y tecnología informática de vanguardia. Con 5.000 m2 de superficie cubierta, la estructura de hormigón antisísmica fue diseñada específicamente para soportar más de 1.700 toneladas, peso calculado de  417.000 tomos.

Al 31/12/2019 el Archivo tiene la cantidad de 117.493 tomos depositados.